LAPA I, ‘molusco univalvo que vive asido fuertemente a las rocas costeñas’, vocablo propio del castellano y el portugués, de origen incierto; parece tratarse de una aplicación figurada de otro vocablo: puede dudarse entre LAPA III (‘losa’, ‘laja que sobresale’), por comparación de la concha con la losa que tapa una covacha, y por otra parte el antiguo lapa ‘lampazo’ (< lat. LAPPA íd.) porque las lapas se agarran tan tenazmente a la roca como las escamas del lampazo a los vestidos; esto último es más probable porque se apoya en la variante lampa, muy extendida en los dos vocablos que se comparan.

1.ª doc.: Aut.; Cej. VII, § 41.

El portugués lapa ya se encuentra desde 1635, en la Insulana de Manuel Thomas (Bluteau). En español el vocablo tiene gran extensión, así en el Norte de España como en las costas americanas (oído muchas veces en Chile), aunque no sé que sea popular en el Mediterráneo, por lo menos nada de esto se conoce en catalán; ha pasado, en cambio, al bearnés costeño (FEW V, 256a). En la costa cantábrica existe una variante nasalizada: lampa en Bilbao (Arriaga, Lex.) y en Santander (G. Lomas), llámpara en Colunga y en el asturiano central (Vigón, Rato), «ast. lamparas: las lapas» (Sarm. CaG. 167r)1, Viana do Castelo lamparão (RL VII, 83); lampa no es ajeno a Chile, pues en Chillan dicen pegado como llampa (Lenz, Dicc. p. 877). Desde luego hay que rechazar por elementales razones fonéticas el étimo gr. λεπάς, -άƌος, íd., lat. lepas, -adis, aunque lo admitan M-L. (REW 4985), Wartburg y la Acad.; este diccionario registra (ya en 1843) una variante lápade que no hallo documentada en parte alguna, y que si existe será una especie de cruce erudito de esta voz grecolatina con la castellana; como nota Sainéan (Sources Indig. I, 8) no hay descendientes romances populares de este vocablo culto, pues la etimología del fr. dial. y antic. availlan, lavagnon, es problemática, y el prov. lepada, alapedo, es cultismo evidente. Fuera de esta conclusión negativa nada puede asegurarse respecto del origen de lapa, pero me parece probable que se trate de la aplicación figurada de un homónimo, y me inclinaría por lapa ‘lampazo’ en vista de las formas con m; lapa ‘lampazo’ se documenta en el glosario del Escorial (h. 1400) y en Aut., y para la antigüedad y explicación de las formas con m en el nombre de planta, V. el artículo LAMPAZO. Sabido es que el lampazo es conocido ante todo por la propiedad de sus escamas espinosas de adherirse inseparablemente a los vestidos, y por otra parte me bastará recordar la comparación popular agarrado como una lapa, que se refiere al molusco. Por otra parte el canario lapilla o pilla ‘chinche del brezo’ (R. Pérez, Rev. de Hist. de La Laguna, n.° 78, p. 258), nos presenta el caso de un insecto comparable con una chinche (también famosa por la imposibilidad de deshacerse de ella) que ha tomado nombre de una variedad de lampazo: lat. la(p)pella en S. Isidoro, mozár. lapâlla, planta que se agarra a los vestidos (Asín, p. 142), cast. lapilla ‘cinoglosa’ (APal. 406d)2.

1 Como gallegos, además de lapas, recoge lampas, lamparas, lamparos en Viveiro (NE., 220v) y lamparones (189r y p. 207) y una forma laipa (laypa) que sólo figura en la Col. de Voces y F. Gall. y harto incierta (acaso resultante de la confusión de lapa ‘marisco’ con un cultismo lapa ‘losa de la sepultura’, que pudo tener variante lapia, si sale de LAPIDEM). Port. minhoto lamparão, port. dial. laparão.―

2 En cuanto al colomb. lapa, nombre de la paca, especie de roedor (E. Rivera, Vorágine, ed. Losada, p. 112 y glos.), no sé si proviene de una comparación con el nombre del molusco o si es palabra aborigen.